Si, no habeis leído mál, ni yo me he equivocado. Esta entrada se titula la adolescente que soy, no la que fui. La idea para esta entrada me vino a la cabeza el viernes pasado.
Había estado viendo esa semana algunos
capítulos de la serie "A murder, she wrote" que en España se tradujo
como "Se ha escrito un crimen". Ya sabeis las aventuras de Jessica Flecher, la escritora de novelas policiacas que se ve envuelta en la resolución de casos de asesinato a cada rato.
Aunque su estilo es sobrio y elegante, la serie está ambientada en los
80 y mi pupila estuvo sobreexpuesta a las licras y cardados de los 80,
lo que debió hacer mella en mi subcosciente y me acosté pensando en
combinar mis vaqueros lavados a la piedra con alguna camiseta anchota,
de las de antes, cuando no había camisetas para chica y todas nos
quedaban grandes de hombros.
Dicho y hecho, aunque esta camiseta blanca es reciente, tiene el aire de
aquellas. Para completar su aire roquero, sandalias de tachuelas y el
chaleco negro. El toque de color lo daba el fular coral.
Para acentuar ese aire de los 80 me dejé
el pelo suelto, no tuve tiempo de hacerme ningún cardado. Fijaos
también en el detalle de la calavera y los brillos de la camiseta. Estaba encantada con mi look y aunque el pelo me daba calor no me puse coleta.
La imagen que me dovolvía el espejo (en este caso la cámara) no era la
de una mujer de 40 años. No lo digo solo por mi aspecto, actualmente la
mayoría de las mujeres que nos cuidamos aparentamos menos años de los
que tenemos, no tiene mérito por mi parte. Además el hecho de estar
rodeada todo el día de adolescentes te rejuvenece.
Me refiero a como me sentía, me sentía joven y llena de vida. Me sentía
como la adolescente que me gustaría haber sido, fuerte, segura,
independiente, muy distinta de la que fui, tímida, acomplejada e
insegura. Me comparo con las chicas de ahora, que salen al extranjero
desde muy jovencitas a aprender inglés y luego se van de Erasmus como si
de una parte más de la carrera se tratara. Mi juventud no fue así, yo
casi no salía ni a la puerta de la calle y la poca libertad que
conquisté, la conseguí mintiendo a mis padres.
A pesar de que me gustaría haber tenido otra adolescencia ya no culpo a mis padres por la que tuve. En cambio me he dedicado a contruir la persona que quiero ser. Y lo voy consiguiendo. Pero la vida pasa y vas haciendo mayor y mi vida en nada se parece a la de una adolescente. El paso hacia la vida adulta sucede cuando deja de haber alguien que te dice "No te procupes, yo lo solucionaré" y tu pasas a ser la persona que dice esa frase y que tiene la responsabilidad sobre sus hombros de solucionar los problemas. Pero, a pesar de ello, si pudiera tendría una nueva adolescencia a los 40, como la que siempre quise tener.
querer es poder y más vale tarde que nunca son dos frases que yo he aprendido con el tiempo. saludines.
ResponderEliminarAlice Barton ♥ TheMowWay